Bilingüismo es algo sobre lo que llegamos a hablar con mucha gente en la oficina: clientes, traductores, amigos. Estos 10 consejos son una recopilación hecha en esta oficina de lo que creemos que son pasos sencillos y que funcionan. De ningún modo pretendemos eclipsar otras opiniones ni exponer esta guía como la única válida. Pero esperamos que en ella pueda encontrar el apoyo e información necesaria sobre el tema.
1. Háblele sólo en su (la de usted) lengua materna. No la mezcle con la otra incluso en la calle. Siempre háblele en su lengua materna. Es más fácil para los niños asociar a las personas con las lenguas que asociar situaciones (por ejemplo, hablar en la calle el idioma local y hablar solamente en casa en suyo materno además de reducir significadamente la exposición a ésta, puede hacer que el niño la perciba como algo que hay que «guardar» en casa sin exponerlo nunca a la vista de los demás. Y esto no será del todo bueno para su autoestima).
2. Involúcrele en la lengua, hágala interesante: que los dibujos que vea sean en una buena proporción en esta lengua (por ejemplo: los lunes, miércoles y jueves toca ver dibujos en inglés, los otros días puede verlos en español, etc.); que los libros y actividades caseras también lo sean: cuéntele cuentos en su idioma, cántele canciones, aprendan actividades y rimas sencillas de su idioma materno.
3. No mezcle idiomas: le hará un mayor lío. Si no entiende una palabra en un idioma, muéstrele el objeto en un libro, en la calle. Intente evitar al máximo «traducírselo» al castellano (u otro idioma de su entorno). No se preocupe: los niños son tan flexibles que se sorprenderá lo pronto que «pilla» las cosas y lo rápido que se aprende las palabras nuevas.
4. Predique con el ejemplo. Enseñe a su hija/o que ser diferente, saber otro idioma, conocer otra cultura, es una gran ventaja, es maravilloso, es algo halagador. Enséñele a estar orgullosa/o de ello.
5. Bucee en el idioma. Haga inmersiones en el idioma: lo mejor es viajar cuanto más al país donde esta lengua es hablada, donde la lengua es viva y palpita. Si no es posible, apunte a su hija/o a las clases de este idioma, o haga grupos de interés con padres en similar situación.
6. Busque aliados para apoyarle: su cónyuge, su familia, sus amigos. El apoyo de los cercanos da ánimos, energía y optimismo necesarios para transmitírselos a su hija/o.
7. Cuando son pequeños y tienden a hablarle el idioma local, vuelva a preguntarle lo mismo en su idioma materno:
– water!
– ¿que quieres agua?
Algunos padres aplican la técnica de «no te entiendo». Si su hijo no se siente frustrado por ello, intente aplicarlo. Si crea tensión, es mejor la técnica de volver a preguntar.
8. No desista. Llegará un momento cuando su hija/o sienta más facilidad en hable el idioma del entorno (español en caso de España). No le regañe ni se entristezca usted. En su lugar, escúchele sin interrumpir, pero mantenga la conversación que sigue a la historia en su idioma de siempre.
9. No piense que es tarde. Muchos padres piensan que el tiempo está perdido. No es así si tiene el deseo de transmitir su riqueza en forma del idioma a su hija/o. Retome cuando se sienta con ganas.
10. Hay padres que realmente se cansan, tiran la toalla y luego se torturan con sentimientos de culpa. Si es su caso, es mejor relajarse, porque la negatividad de ninguna manera es una buena amiga en la educación de su hija/o, bilingüe o no. No se angustie. Piense que ser grandes padres es sobre todo criar a una Persona Grande. Si llega a criar a una Persona Grande, a su hija/o no se le resistirá nada en el futuro.
El bilingüismo es como una semilla: es delicada y frágil al principio, a veces, es difícil de mantener y de hacerla crecer. Pero si le pone tesón, cariño y entusiasmo, es muy probable que regalará unos saludables frutos a su hija/o en el futuro.
La semana que viene seguiremos con el tema de bilingüismo.
Gerente de Lingua Franca Traducciones Juradas
UNA PASADA. GRACIAS.